martes, 13 de mayo de 2014

¿Ganó la mejor canción de Eurovision 2014?



Eso es como preguntar “¿qué fue antes, el huevo o la gallina?” Pues es imposible responder a ello. ¿Por qué? Porque valorar algo como lo mejor o lo peor es de las cosas más subjetivas que existen. Y el ser humano, otra cosa no, pero subjetividad tenemos para rato y cada uno la suya.


Por ello, con este post no pretendemos saber a ciencia cierta si Rise like a Phoenix fue la actuación que se mereció o no la victoria. A nosotros, la canción no nos gustaba, pero la ejecución de Conchita fue de lujo, la realización la hizo ganadora, y todo el revuelo que se ha montado a su alrededor la otorgó la máxima puntuación la noche del 10 de mayo.

Pero desde esa noche, sólo un titular ha copado toda la información acerca del Festival: La mujer barbuda gana Eurovision. Cientos de referencias a la tupida barba que tan característica ha hecho a Thomas Neuwirt en su papel de Conchita Wurst. Y es que es eso, Conchita no es más que un papel, una Verka Serduchka reivindicativa (y más elegante) que ha protegido los derechos de los homosexuales más allá de las fronteras austriacas.

Y aquí surge la polémica. Polémica que nosotros vamos a dividir en dos partes. Por un lado, ¿qué es lo que ha convencido a Europa? Unos dicen que la canción y la interpretación. Otros que la estética y la parafernalia del personaje. Lo malo es que nunca podremos saber qué hubiera pasado si Conchita hubiese aparecido la noche del 8 de mayo en el B&W de Copenhague afeitada. Pero es innegable que, la estética de mujer barbuda ha influido en captar la atención del público.


Pero ojo, de eso va Eurovision. Los más puristas siguen defendiendo que la canción debe estar por encima de todo. Pero si analizamos Eurovision 2014, podemos encontrar ruedas de hámster, trapecistas, paracaidistas, lluvia en 3D… El espectáculo se ha convertido en el eje central de las performance. ¿Y qué hay de raro? ¿Acaso no vivimos en una sociedad marcada hasta por la espectacularización de una tragedia? Esto no se iba a escapar. Y está claro que el sábado, Austria dio espectáculo, supo llamar la atención, y, con ello, captar votos.

La otra parte de la polémica viene con la reivindicación de Conchita. Y es que las normas del Festival dejan claro que el concurso no puede usarse con fines propagandísticos, religiosos ni políticos. Sin embargo, la victoria de Conchita Wurst se ha tomado como una gran reivindicación de la comunidad LGTB contra los ataques que esta está sufriendo en muchos países de Europa, sobre todo en Rusia. Aunque bochornoso nos pareció el acoso y derribo a las representantes de este país. No estamos a favor de las medidas de Rusia, al revés, nos escandalizan. Pero el público se comportó bastante mal con las Tolmachevy cuando ellas solo fueron a cantar y no se metieron con nadie.

Entonces, ¿reivindicar sí, pero propaganda no? Eso ya lo dejamos a opinión de nuestros lectores. Lo que tenemos claro es que la victoria de La mujer barbuda ha levantado pasiones e ira por partes iguales. Pero esto es lo que tiene un gran show en el que participan tantos países con pensamientos tan diferentes. Que nunca llueve a gusto de todos.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Más Eurotalifanes

Quizá le interese...