Hace ya casi un mes, RTVE daba la sorpresa presentando el videoclip de Ruth Lorenzo, y con ello, la nueva versión de nuestra canción, Dancing in the rain. Desde Eurotalifanes la escuchamos y le dimos la oportunidad de confiar en ella.
Al final, lo conseguimos. Empezamos a verle el gusto. Bueno,
qué más da, lo podemos decir: ¡Nos gustó! Se le dieron los retoques que le
faltaban, añadiendo unas cuerdas que anticipaban el arranque del beat y se
cambiaba la estructura de las estrofas. De igual forma, se pasaba gran parte de
la canción al inglés, lo que le daba más fuerza, pues la composición está
pensada para este idioma. ¡Se estaban haciendo las cosas bien!
Y llegó el momento de fuego, el Eurovision in Concert. El
momento de ver en directo y en el ambiente eurovisivo si se había trabajado en
la candidatura y en qué sentido. Después de enterarnos que, lógicamente, agua
no iba a haber en Copenhague, era el momento de poner a prueba a nuestra Ruth y
valorar algo más desde la preselección.
Bien, vamos a ir pasito a pasito para no liarnos. Llegó su
momento, y RuLo salió al escenario. El vestido elegido volvía a ser una oda a
la morcilla de Burgos. Pero bueno, está bien que promocione la gastronomía de
nuestro país. Mismo peinado, misma actitud. Estábamos viendo un calco de la
preselección.
La chiquilla empezó muy bien. Dulce, aunque repitiendo los
mismos aires de diva con una gestualidad exagerada. Vamos, que bien podría
pasar por intérprete de signos. Pero vocalmente, bien, sonaba dulce y lento,
como pide el inicio del tema. La cosa discurría por el primer estribillo, donde
seguía en la tónica de divismo, pero correcta.
Al llegar a la estrofa nueva, la que cambia al inglés, a
Ruth le cambia el chip y empieza a soltar gorgoritos a lo Shakira que empiezan
a desentonar. Al menos, empieza a andar
por el escenario. Así que no será así la puesta en escena, pues no quiere
moverse.
En el segundo estribillo, se empieza a desmelenar, y los “in the rain” se la van de tono totalmente. Comienza el espectáculo con golpes de melena al viento para mostrar su pelazo. Las notas bailan sin control hasta soltar sus primeros “the rain” a grito pelado para impresionar al público, y se desata la tormenta. Llega el puente y los “dancing” empiezan a atronar a media Holanda.
La posesión llega aquí a su máximo apogeo. Golpes de melena
capaces de lanzar ráfagas huracanadas, brazos en tensión para levantar piedras
y, berrido de diva que cuentan que se sintió hasta en Bakú, y todo se volvía a
echar a perder. A partir de aquí, y a grito pelado, nuestra Ruth encamina el
fin de la canción totalmente fuera de tono, más pendiente de lanzar graznidos
espeluznantes para impresionar que de cantar, y con el cuerpo descontrolado.
Y, como no podía ser de otra forma, alarido final para ser
la más diva de toda Europa. Y es que nada de lo que se le ha comentado lo ha
tenido en cuenta. Volvemos a ver a una artista desbocada, sin control sobre su
fuerza. Una garra vocal que arruina una canción que pide de todo, menos creerte
un ser superior capaz de desatar una tormenta a golpe de melena.
Probablemente, esto es lo que veremos en Copenhague, y es,
precisamente, lo que menos la conviene. Ya hemos dicho que Dancing in the rain, una canción que trasmite la positividad de
afrontar los problemas pese a que esté diluviando, no se puede interpretar como
si te acabara de poseer la muñeca de Expediente Warren. Y las apuestas lo
corroboran tras la actuación, cayendo España
hasta el puesto 17.
Pero el 10 de mayo volveremos a ver, por un lado, una canción
optimista, y, por otro, una artista histriónica que trasmite enfado y coraje,
todo lo contrario a lo que requiere el tema.
Probablemente, muchos estéis en desacuerdo, pues leyendo
comentarios en internet, seguimos con el apoyo ciego hacia esta chica. Aunque
cada vez leo más voces que se están dando cuenta que aquí falla algo. Aunque el
premio al comentario más disparatado se lo vamos a dar a la gente que alega una
alta posición debido a que “la UER va a meter mano para contentar a España por
los malos resultados anteriores”. Si ya tenemos que confiar en teorías
conspirativas, apaga y vámonos.
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